CON HISTORIA

El Edificio Arenal 18, ubicado en pleno corazón de Vigo, no solo cuenta con una fascinante historia propia, sino que su entorno también ha sido testigo de una evolución dinámica a lo largo de los siglos. Esta emblemática zona ha sido escenario de una rica mezcla entre la tradición y la modernidad, que ha dejado huellas inconfundibles en su paisaje urbano.

Hacia el siglo XIX, el entorno del Areal era una de las áreas más prósperas de Vigo, con una floreciente industria de conserveras que reemplazó la extensa playa que dio nombre a la zona. En diferentes etapas históricas, este barrio fue conocido con diversos nombres, como Barrio de la Constitución, durante la época de Fernando VII, Sagasta durante la I República, Nicolás Salmerón en la II República, y Felipe Sánchez en la dictadura de Franco, hasta que en 1981 recuperó su nombre original.

A lo largo de la década de 1980, la calle Areal y sus alrededores experimentaron una transformación significativa con la construcción de modernos edificios residenciales que reemplazaron a las antiguas casas de pescadores y conserveras que alguna vez ocuparon el lugar. A pesar de los cambios, algunos elementos históricos han sobrevivido al paso del tiempo, como el propio Edificio Arenal 18, que fue construido en 1929 y se convirtió en el primer edificio dedicado exclusivamente a oficinas y locales comerciales en la provincia de Pontevedra.

Además de las joyas arquitectónicas del edificio, el entorno de Arenal 18 también alberga otras reliquias históricas, como la Casa de Fernando Carreras, cuya construcción data de 1865. Y es aquí, en este rincón de Vigo, donde la arqueología moderna en la ciudad comenzó a dar sus primeros pasos en 1995, cuando se descubrieron indicios de restos romanos en el solar de la calle del Hospital, actualmente conocida como Inés Pérez de Ceta.

El entorno del Edificio Arenal 18 es un reflejo vivo del pasado y presente de Vigo, combinando la esencia de una época próspera con la modernidad y dinamismo de una ciudad en constante evolución. Caminar por sus calles es sumergirse en una fascinante historia que se entreteje con la vida contemporánea, creando un lugar único donde la tradición y la modernidad convergen de manera armoniosa.